Nuestro carnaval

Puchidemont y los Reyes de la tabernia del Rincón

Actuación Repsol

viernes, 11 de marzo de 2011

25 de febrero de dosmilonce

Tiempo pasó desde el momento en el que la noria del destino posibilitó que cuatro malditos noctámbulos ateos, embriagados por el elixir del recordar, coincidieran en una taberna callejera con un bienaventurado heterodoxo devoto de don Carnal y doña Cuaresma, en las postrimerías de las campanadas del más largo y peregrino año mariano de nuestra laica historia reciente.

Y allí surgió la chispa que nos despertó de nuestro decadente letargo carnavalero. Los deseos del Dalay Frama se transformaron en un juego de incertidumbres arropadas por un beodo Padre Pío, un reivindicativo Pasota y la siempre chirigotesca neutralidad del Boom y el Crack.

Al final de la noche, la luna nos exigió un magnífico envenenado compromiso. No fue necesario unir nuestras ya metafóricas mezcladas sangres de antiguos hermanos, el futuro ya estaba escrito.

Aquella madrugada, en silencio en mi habitación, aun haciendo fuerza por cerrar mis ojos, ni el dulce adormecedor vodka mi facilitaba conciliar el sueño…

No pasó mucho tiempo para que nos convocáramos a la primera de nuestras bacanales escapadas caseras y, agasajados con mal lipídicas y prohibidas viandas, adormecidos por el néctar de saboreados caldos, nunca surgió la duda. Nuestros sentimientos vencieron a ciertas vocecillas cerebrales a la hora de tomar la mejor de las decisiones: “salimos en carnaval”. Un inesperado hormigueo recorrió nuestra envejecida conciencia de hombres maduros. Era la sicológica juventud que, revestida de ilusión, solicitaba hacerse presente y, pasados los meses, hemos de reconocer que ciertamente se hizo.

Nuestro nocturno panadero sufrió con sus dificultades temporales hasta que decidió que, para dormir, teníamos toda la eternidad; encontramos al tabernero satisfactoriamente cambiado, abriéndonos su casa, su corazón y su incipiente deseo de liberarse parcialmente de sus personales cadenas; liberamos al banquero de su diario yugo informático, convirtiéndolo en un adicto a la levadura de cerveza; desempolvamos la tremenda imaginación del amable chacinero y marido cocinero ideal; volvimos a ilusionar al monástico recluido repartidor de magdalenas y gran animador de redes sociales; despertamos la improvisación en el exigente gran músico de lo todo perfecto, aunque no pudimos con su adicción a la telefonía y a las concejalas; enloquecimos al acémila bonachón empresario entremezclando papeles de letras de carnaval junto con sus diarias desordenadas notas de reparto y no pudimos frenarle el gusto por adelantar nuestras coplillas al calor de los mostradores de las sacristías cebolleras; posibilitamos a Maletín sustituir su frenética fiebre de las grandes travesías, por un ratito de salud y alegría con amigos y un buen mosto; y conseguimos, aunque ya pasados varios ensayos, que nuestra despistada y culta eminencia local llegara casi puntual, aunque en verdad, cada vez está más viejo cascarrabias, ¿será por las canas?.

En definitiva, transformamos nuestras vidas durante cinco meses inolvidables, logrando aflorar en nuestro cada vez más limitado horizonte, otra agradable razón o excusa para vivir.

En estos momentos, a falta de nada para saborear nuestro reciente sinvivir y lejano deseo, cerremos los ojos, sintamos juntos el presente bebiéndolo a grandes sorbos, respirando profundamente, abriendo nuestros necesitados cuerpos al contacto, escuchando el latido de nuestro corazón, fundiéndonos en un abrazo coscorronero. Ya basta de recordar el pasado, basta de reprogramar el futuro, vamos a SER. SEAMOS PUES. Vivan los hijos de la gran Buda.

Os quiero.


Peña El Rincón de Juan

CARNAVAL 2018

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